Capítulo 3655 La invención de Dios Digital
Con la rápida canalización de sus técnicas básicas, el cuerpo de Leandro y sus puntos fueron templados y fortalecidos, una y otra vez. Un brillo dorado y sutil comenzó a aparecer en el cuerpo de Leandro. Así, pasaron varios días y él, poco a poco, abrió sus ojos.
Esos ojos eran como dos armas divinas sin igual, haciendo que la gente no se atreviera a mirarlos. Leandro se puso de pie muy despacio. En cada uno de sus movimientos había una terrible aura. Todo su cuerpo lucía más firme, haciendo que la gente sintiera su fuerza y poder, aun cuando apenas estaba levantándose.
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