Capítulo 1834 Una mano sangrienta
Excepto por los gritos de Li Lele, el miedo tiró del corazón de todos, haciendo que la multitud se estremeciera mientras se amontonaban.
La tapa del ataúd crujió, haciendo un ruido inusualmente fuerte que envió escalofríos por su espina. Se sentía como si los dedos helados se hubieran envuelto alrededor de sus cuellos, exprimiendo el aliento de todos.
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