Qin Jun succionó continuamente bocados de sangre negra del brazo de Na Mei antes de escupirlos. Luego apuñaló un par de agujas debajo de su omóplato para sellar su meridiano y evitar que el veneno atacara su cuerpo.
—¿Eres un practicante de MTC? —La incredulidad estaba escrita en el rostro de Na Mei mientras lo miraba, su corazón lleno de emociones intensas.
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