—Darle a tu esposa una buena vida debe depender de tu capacidad. ¿Crees que algo así se mantiene pidiendo dinero prestado? Tu lógica es realmente diferente de los demás —comentó Qin Jun con una sonrisa mientras sacudía la cabeza.
Lin Yueyao estuvo de acuerdo con un asentimiento. ¡Qin Jun tiene razón!
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