Habían catalogado a Qin Jun con solo el intercambio de unas cuantas palabras. Era como si estuvieran convirtiendo a Kong Fanlin en un gran maestro y a Qin Jun en un alumno obediente.
—¿Para una asesoría? —se burló Qin Jun dijo—. ¿Cómo puedes enseñar a alguien cuando ni siquiera puedes curarte tú mismo?
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