Su Luoli estaba por cumplir cuatro meses de embarazo, pero su vientre aún era discreto. Había perdido mucho peso debido a sus terribles náuseas matutinas. Tal vez esa era la razón por la que su vientre era pequeño y menos obvio. No obstante, no lo podía esconder para siempre pues con el paso del tiempo sería notable. Wen Qingmu acarició su vientre y la abrazó.
—No te preocupes, no dejaré que tú y nuestro bebé estén aquí por mucho tiempo.
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