Su Luoli podía sentir el dolor en sus pompas, pero no había visto lo golpeada que había quedado, además no podía pedir ayuda así que solo se lo aguantó y, en lo que Wen Qingmu seguía leyendo las cartas, ella se levantó y se fue a lavar. Después se puso la pijama y se alistó para ir a la cama. Pensaba que Wen Qingmu se había ido, pero cuando la puerta se volvió a abrir lo vio desde donde estaba acostada y se quedó sorprendida. Estaba muy molesta porque no creía que él fuera a maltratarla de esa manera.
—¿No me has golpeado lo suficiente?
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