—¿Por qué no hablamos mañana? Se está haciendo tarde allí. —Nicholas comprobó la hora en su teléfono, por lo que supo que era más de medianoche en Viena. No quería que Tessa estuviera demasiado cansada al día siguiente. Tessa no podía argumentar en contra de sus palabras, así que no tuvo más remedio que darle la razón.
Sin embargo, cuando se acostó sola en la cama grande y vacía, no sintió nada de sueño. Por el contrario, su entorno era silencioso, haciéndola sentir muy sola.
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