Tessa rodeó el cuello de Nicholas con su brazo antes de presionar suavemente su otra mano contra su mejilla. Su suave tacto y su singular y agradable aroma lo hipnotizaron. Para empezar, Nicholas, que no podía resistirse a su tacto, se sintió como si estuviera en llamas cuando ella le hizo esto. Se aferró a su mano antes de bajar la cabeza y hablar en un tono bajo.
—No puedo prometer que no tomaré medidas si sigues actuando así —le advirtió.
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