No fue hasta la segunda mitad de la noche, cuando Tessa apenas podía mantener los ojos abiertos, que al fin la dejó libre.
Mientras se dormía aturdida, no pudo evitar quejarse: «En serio, me pregunto qué le da tanta energía a este tipo. Estaba agotado y no había descansado mucho, ¿verdad?»
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