Al oír esto, Nicholas frunció el ceño. No podía quitarse de encima la sensación de que algo no encajaba y de que se estaba perdiendo un detalle crucial. Después de pensarlo un poco, volvió a preguntar:
—Ya que estaba bien, ¿qué hay de su dieta? ¿Cómo es el apetito del abuelo estos días y qué come?
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