—¡Aléjate de mí! —Mientras advertía a los secuestradores que tenía delante, Tessa temblaba y retrocedía, escudriñando los alrededores con el rabillo del ojo en un intento de encontrar una forma de salvarse.
Por desgracia, no había nada a su alrededor que pudiera utilizarse como arma para defenderse, y la única puerta estaba detrás de los secuestradores. Mientras los observaba acercarse cada vez más, un brillo feroz brilló en sus ojos, y de repente le dio una fuerte patada en la entrepierna a uno de los secuestradores.
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