Entonces, fue a buscar su violín. Un rato después, el coche se llenó con la relajante melodía. A veces era lenta, a veces alegre y a veces melancólica, aunque en general sonaba muy bien. Nicholas se sintió tranquilo por alguna razón mientras la escuchaba tocar. Era como si su música tuviera magia.
Una vez que terminó, le miró con expectación.
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