Desde que recibieron el dinero de la familia Reinhart, por muy arrogante y dominante que fuera Sophia, la familia Reinhart era su empleador. En el caso de estos guardaespaldas, era humillante para el empleador ser herido y no podrían continuar en esta industria si eso persistía.
Después de que Sophia recuperara el equilibrio, se sacudió la mano del guardaespaldas y maldijo en voz baja:
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