«Tienen razón. Gregory no regresará sólo porque estoy llorando. Esto no es un sueño. Todos se van a molestar si sigo así», pensó Tessa.
Luego de unos minutos, llegaron a la cima de la montaña. El conductor se detuvo en la meseta. Había una fábrica abandonada en la cima, y la señal parpadeaba muy rápido.
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