Sabrina miró fijo al hombre frente a ella al enterarse de su devoción por ella, su mente se quedó en blanco y no supo cómo reaccionar. El hombre frente a ella aprovechó este momento y de repente se arrodilló, luego, sacó una caja de terciopelo y la repartió junto con un ramo de flores.
—Sabrina, te cuidaré y te amaré por siempre. Todavía te abrazaré con fuerza en mis brazos y te diré que te amo incluso cuando seamos viejos y no podamos caminar bien, así que, por favor, permíteme cuidar de ti por el resto de mi vida. ¿Te quieres casar conmigo? —Justo después de que estas palabras escaparon de sus labios, miró ansioso a la mujer frente a él.
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