—No hace falta. Voy a esperar aquí.
No había forma de que Nicholas se molestara en cambiarse porque lo único que le importaba ahora mismo era Tessa. No iba a perderla de vista por algo tan bajo en su lista de prioridades. Edward no insistió y se limitó a esperar con él en el pasillo, que quedó tan silencioso como una tumba.
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