Félix frunció un poco el ceño al pensar que el plan tenía una mínima posibilidad de éxito, sin embargo, Susan no se sorprendió por su reacción y continuó:
—Es preciso, porque la valora tanto que, mientras la capturemos y la usamos como moneda de cambio, liberará a tu padre. No tienes que preocuparte por los hombres. Yo puedo proporcionártelos.
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