—Hola, Gordon. Soy mamá. —Tessa bajó la cabeza y habló al bebé con voz suave.
No sabía si era por el lazo de sangre, pero podía sentir el vínculo creciendo entre ellos en el instante en que posó sus ojos en el bebé. En definitiva, ayudó que Gordon de inmediato mostrara una dulce sonrisa al verla. Sus ojos negros como el carbón estaban llenos de vida y energía. Además, parecían contener todo el universo en ellos.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread