Por fin, cuando terminó la competición, los niños empezaron a salir de la escuela. Tessa y Nicholas salieron enseguida del coche y se plantaron en la entrada del colegio con los demás padres. Sin embargo, incluso después de esperar un buen rato, seguían sin ver rastro de Gregory. La mayoría de los demás niños ya se habían marchado. Tessa empezó a preocuparse. Nicholas también fruncía el ceño, preocupado. Estaban a punto de preguntar a alguien cuando algo que oyeron por casualidad les hizo detenerse en seco.
—¡Papá, cuando salía hace un momento, he visto a un chaval pegando a otro! Parecía incluso más joven que yo. Creo que tiene cinco años, ¡pero daba tanto miedo! Los niños mayores no pudieron defenderse.
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