Cuando Kieran vio el brindis de los hermanos, miró a sus padres y a Remus, que estaba sentado frente a él. En esa fracción de segundo, una idea se formó en su mente, y no perdió tiempo en levantar su copa de vino y repetir:
—¡Eso es! No hemos felicitado a Tessa por su éxito en el concierto especial de esta noche. Así que brindemos por su éxito.
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