A continuación, Tessa volvió a colocar el violín y comenzó a tocar. En ese instante, la sala se llenó de melodías inspiradoras que cautivaron al público. Todos estaban tan absortos por la música que podían imaginar el auge y la caída de una ciudad antes de volver a su esplendor solo por la música. Después de interpretar tres de sus propias composiciones, Tessa se inclinó con elegancia ante el público. Todos la aplaudieron y elogiaron su actuación, que fue asombrosa.
—¡Sofía, tu protegida es brillante!
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