—Me alegro de oírlo, pero aun así hay que cuidarse bien las manos, sé diligente —recomendó Scott, mientras Tessa escuchaba.
A continuación, los dos volvieron a hablar de música. Cada pregunta que ella hacía, él la explicaba e incluso le daba ejemplos, lo que provocaba la envidia de otros miembros de la orquesta, que también querían la orientación del señor Brooks.
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