Al final, Janet no tuvo elección y sólo pudo reprimir el malestar en su corazón. Se mordió los labios mientras murmuraba:
—Esta vez me he descuidado en la misión. Pensé que había acorralado a Águila de Sangre en un callejón sin salida, y que no tenía forma de resistir mi ataque. No esperaba que tuviera tantas tácticas bajo la manga.
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