Capítulo 439 Trajes a juego
Después de cenar, Camilo acompañó a Cintia y a los dos niños de vuelta a la mansión vecina. Lucas y Luna estaban muy apegados a él. Sus grandes ojos, parecidos a uvas negras, miraban lastimosamente a Cintia, dejándola en un estado tanto de risa como de lágrimas.
—¿Qué quieren hacer? —preguntó ella.
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