Capítulo 357 Se lo debo
El llamativo cabello rubio del hombre y el aura intimidatoria que desprendía inquietaron a la trabajadora. Aunque aparentaba ser un simple guardia de hombres lobo, a los demás les daba la impresión… de un poderoso Alfa.
Nicolangelo levantó la mano y se bajó las gafas de sol hasta la mitad, revelando una pizca de carmesí en sus ojos. Su mirada, llena de advertencia, provocó un escalofrío en el trabajador. Era el dominio de un fuerte sobre un débil.
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