Capítulo 364 Desempeñar bien el papel de guardia
—¿No te dije que no me siguieras? —Celia frunció el ceño. Un mechón de cabello se deslizó desde detrás de su oreja hasta su mejilla, resaltando su piel clara. Parecía una lobezna perdida, siempre necesitada de protección.
Nicolangelo se dio cuenta de que en su muñeca blanca había cinco huellas rojas. Le levantó la mano y la examinó de cerca, con los ojos llenos de preocupación tras las gafas de sol.
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