Capítulo 56 ¿Quieres mis disculpas? ¡De ninguna manera!
Magdalena apretó los dientes mientras los susurros zumbantes le taladraban los oídos, con expresión tensa. Un par de ojos bestiales parpadearon con un brillo sangriento. Mostró sus amenazadores colmillos y gruñó:
—¡Cállate! —La manada Luna Plateada tenía cierto prestigio en la sociedad. Además, su hija Olivia estaba al borde del estrellato. Cualquier rumor desagradable tendría un impacto directo en su reputación.
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