Capítulo 160 Herir al pequeño
Era de noche cuando llegaron a Yaria. Aparcaron el coche en el patio de la mansión. Cuando Celia se despertó, vio un campo verde. En el centro de ese campo había un camino hecho de mármol. Abajo había un castillo de dos pisos. Celia salió del coche y una ráfaga de brisa le dio la bienvenida. Era fresca y olía a flores.
Llevaba demasiado tiempo viviendo en la ciudad, así que un lugar espacioso como éste le parecía un mundo nuevo. Entonces, una ráfaga de brisa fría sopló sobre ella. Sintió frío. Justo en ese momento, una chaqueta negra se colgó de su hombro. Sintió el aroma de Nicolangelo y entró en calor.
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