Capítulo 332 ¿Por qué subieron al coche de papá?
Su melodiosa voz de barítono cayó sobre los oídos de Celia como cuerdas pulsadas con suavidad. En ese momento, percibió el estado de ánimo de su Alfa, y se quedó quieta, por fin, como un gatito que regresa a su nido después de una cacería. Acurrucó su cuerpo, dejando que Nicolangelo la abrazara.
Al otro lado de la ventana, el viento agitaba las nubes flotantes y la luz de la luna se esparcía por la alfombra del dormitorio, creando una escena tranquila. Con los ojos cerrados, Nicolangelo saboreó la fragancia familiar que le llegaba a la nariz, mientras una leve sonrisa jugueteaba en sus labios.
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