Capítulo 155 Nadie entra en nuestra casa
En efecto, otro silencio incómodo se apoderó de la mesa. Celia miró a Marina, sorprendida por el engaño.
«Así que… no son parientes de sangre. ¿Por qué no lo había dicho? Ah, así que por eso miraba a Nicolangelo como si quisiera aparearse».
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