Capítulo 278 ¿Me puedes librar del castigo?
El señor Nara enrojeció de vergüenza, pero no sabía cómo explicar la situación. Se quedó pensativo durante un buen rato, temeroso de decir algo.
En ese momento, se oyeron pasos firmes de un hombre que entraba a grandes zancadas, seguido de una hilera de guardaespaldas bien entrenados.
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