Capítulo 358 Quizá debería hacerlo
El teléfono de Celia estaba abierto sobre la mesa, con un salvapantallas en el que aparecían ella, Adolfo y Lis bajo una noria. Las tres adorables caras sonrientes parecían increíblemente felices.
Nicolangelo tomó su teléfono, abrió el registro de llamadas, sacó una foto y se la envió a Ramón.
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