Emmeline sintió un pinchazo en el corazón cuando sus ojos se volvieron ligeramente llorosos. Rápidamente ocultó sus emociones con una sonrisa y preguntó: "¿También puedes tallar sellos?"
"Autodidacta, he podido hacerlo desde que era joven." Alan sonrió. "Te tallaré uno otro día."
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