Abel decidió que compraría flores después de comer. No podía atenerse a su plan original y arriesgarse a fracasar. Una vez decidido, pudo concentrarse mejor en la cocina. A Delia le impresionó cómo manejaba el cuchillo en la cocina. Le sorprendió que un director general supiera cocinar y se le diera bien. El almuerzo estuvo listo en un santiamén. Delia bajó a avisar a Emma y Samanta de que el almuerzo estaba servido. Le dijo a Emma:
—Estoy impresionada. El Señor Abel es bueno cocinando.
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