Capítulo 507 El Señor Rivera cocina para ti
Emma escuchó que los pasos se alejaban y no pudo evitar sentir una sensación de alegría en el abrazo de Abel. El alcohol había empezado a hacer mella en ella y se sentía un poco confundida.
Como un gatito, se acurrucó en los brazos de Abel, haciéndose un ovillo. Abel la abrazó y se preguntó por qué se sentía tan cariñoso con aquel «hombrecito». Su corazón se llenó de un tierno sentimiento de amor y cariño.
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