Capítulo 281 ¿Puedes usar una pistola?
Solo en su espacio mental seguro, Adrián se dijo que todo parecía tan real porque Adán necesitaba convencer a Emma de que estaba en verdadero peligro. Sin unas cuantas salpicaduras de sangre y balas, ¿de qué otra forma podía transmitirse la urgencia de la situación? Sí, todo debía formar parte del plan. O eso pensaba Adrián.
Dentro de la sala de conferencias, Adán miró el asiento libre de Abel. Ya empezaba a ser sospechoso. Y cuando miró a Benjamín, este también había desaparecido.
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