Capítulo 274 Qué imbécil
Tras unos días de entrenamiento, Emma ya sabía bailar y entretener. Cada gesto suyo era seductor y encantador. Ningún hombre podría resistirse a su seducción. Cuando Adán estaba ocupado contemplando el espectáculo que tenía ante sí, sonó su teléfono. Era de Adrián. No había manera de que Adán se arriesgara a exponerse ahí respondiendo a la llamada. Así que la rechazó. Pero Adrián era un molesto persistente. Después de un rato, Adán decidió ir a otra habitación para tomar la llamada.
¡BANG!
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