Quentin no tenía elección. Se agachó y se dispuso a practicarle la reanimación cardiopulmonar a Alana. Antes de que pudiera hacerlo, Alana tomó una profunda bocanada de aire y resolló:
—Ya... ya estoy mucho mejor.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread