Capítulo 134 Un gran error
Los seguidores que estaban junto a Gregorio, que afirmaban protegerle y apoyarle, asustados, dieron un paso atrás. Los curiosos también se sorprendieron por la acción de Simón. Se acercaron decenas de autos de policía, con una docena de perros fieros y cientos de agentes. Aquello no era algo que la gente corriente pudiera hacer.
—¿Por qué no puedo hacerlo yo? ¿No fueron ustedes los que dijeron que debíamos ser cariñosos con los perros agresivos?
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