Capítulo 128 Por favor, sé mi mentor
Jeremías, luchaba muy desesperado, intentó levantarse y volver al campo. Por desgracia, por más que lo intentaba, no podía levantarse. Se sentía en extremo mareado. Se hizo un silencio sepulcral en el gimnasio de artes marciales. Todo el mundo estaba admirado. No esperaban que fuera Jeremías quien cayera al suelo. Y de una manera tan trágica.
Los seguidores de Jeremías tardaron mucho en reaccionar y corrieron hacia él para comprobar su estado. Después de ver las heridas de Jeremías, sus seguidores quedaron más alterados. Un puñetazo, solo un puñetazo. Simón destrozó todo el brazo de Jeremías. Si este recibiera un puñetazo más, ya estaría muerto.
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