Esta Mañana Aún Me Llamabas Cariñito
—Sue, ahora que las cosas han llegado a este punto, por tu reputación personal y—y la de Moda Corazón, deberías aceptar, ¿no crees? —dijo Holden con una convicción arrogante.
Regina estaba tan furiosa que podría haber triturado sus dientes. Ese hombre prácticamente la estaba obligando a agachar la cabeza, intentando que admitiera como verdad la mentira del calvo.
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