—¡Te dije que no la compraras! —Su Luoli puso sus manos en la cadera mirando a Sansan y luego volteó a ver al culpable: Wen Qingmu. Sansan le envió una señal con la cabeza a Wen Qingmu para que fuera a rescatarlo. Después de todo, su papá fue quien le compró el vehículo.
—Lo echo, echo está. Ya la usó y no podemos regresarla. —Wen Qingmu tenía una sonrisa en su rostro mientras miraba a Su Luoli.
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