Li Qinqin aún no había terminado su comida, en cambio miraba fijamente el tomate que le había dado Mu Ranzheng y al mismo tiempo hacía un mohín antes de mirar la tarjeta que dejó sobre la mesa.
—¿Por qué iba a querer verte? ¿Por qué tengo que ser yo quien te busque? —Estaba resentida.
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