Una anciana con el cabello canoso se acercó a él, se podían ver algunas manchas en su ropa y olía a pescado.
—Joven, me di cuenta de que lleva bastante tiempo aquí sentado, ¿hay algo que le preocupe? —La anciana tenía la espalda ligeramente encorvada, y su rostro se llenó de arrugas al sonreír.
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