Li Qinqin continuó con su comida mientras se jactaba de sí misma y veía que sus padres no se creían lo que estaban viendo.
—Qin, ¿en verdad es tuyo? ¿Tú misma lo dibujaste? ¿O encontraste a alguien que hiciera el trabajo por ti y solo lo firmaste? —preguntó Li Hanjiang.
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