Su Luoli no se le ocurrió otra solución más que llevar a Li Qinqin a Jardín de Cristal. No podía mantenerse quieta, como si tuviera hormigas en sus pantalones. Al principio pensó en llamar a Wen Qingmu, pero temía que se dejara llevar por sus emociones y al final decidió llamar a Mu Ranzheng porque creía que tal vez él podría darle alguna sugerencia útil. Mu Ranzheng se encontraba jugando videojuegos en casa después de sus grabaciones, y al recibir la llamada de Su Luoli, se apresuró para encontrarse con ella.
—¡Entonces yo tenía razón! ¡La historia no terminaba ahí! —exclamó Mu Ranzheng, como si fuera un adivino.
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