Li Qinqin tomó la botella de cerveza de nuevo.
—Estoy por irme al extranjero y no estoy de buen humor. ¿Cómo te atreves a decirme que no beba? —Mientras hablaba, le comenzaron a salir lágrimas por los ojos, que al segundo se derramaron por todo su rostro y era doloroso verla así—. No te mentiré, mi madre murió hace unos años después de que nací. Por otro lado, mi padre siempre se la ha pasado ocupado con su trabajo desde que era niña y por eso no le importo mucho. Hace unos años, se casó con otra mujer y tuvieron a mi hermano. Así que al final, no tiene tiempo para mí.
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