—Qingmu, nos hemos conocido desde hace muchos años. Daría mi vida por ti, ¿acaso eso no es mejor que todo lo que Su Luoli ha hecho? —gritó Xiao Moran de rodillas.
Sin embargo, Wen Qingmu se quedó parado sin mover ni un solo músculo. Para él, Xiao Moran siempre había sido una molestia, pero estaba agradecido de que ella salvara su vida dos veces y por eso no podía hacerle nada.
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