Después de que Su Luoli había regresado a Yancheng para continuar grabando la novela, Wen Qingmu también se mantuvo ocupado en su compañía y en esos últimos días se había convertido en un trabajador compulsivo que no necesitaba tomar un descanso; parecía un robot. Después de haberle entregado todos los reportes a Wen Qingmu, Yin Jin no se quiso retirar de su oficina ya que como su secretario, le preocupaba verlo perder peso mientras transcurrían los días.
—¿No cree que necesita un descanso, señor Wen?
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